A 95 años de sobrevivir a la masacre, Rosa Grilo recorrió la zona de Napalpí

A través de la red social de Facebook la Fundación Napalpí publicó una nota referente a Rosa Grilo, la única sobreviviente de la masacre de Napalpí.

Actualmente vive en el Lote 40. También critican que es la única en su comunidad que pudo acceder a una vivienda digna y luz eléctrica. En la zona tampoco tienen agua apta para consumo.

“Este 23 de septiembre de 2019, Rosa Grilo recorrió la zona donde hace 95 años debió huir del racismo, el horror, de la muerte que significó la masacre de Napalpí para los pueblos indígenas del Chaco. La masacre fue perpetrada por el Estado nacional el 19 de julio de 1924”, indica el texto.

“Ella nos decía ‘quería ver donde estaba mi papá, mientras observaba el lugar, sufrí mucho yo, si estaba mi papá no iba a sufrir’”, rememora.

Y agrega: “Fue un día histórico, de tristeza al reflexionar sobre lo sucedido, pero también de mucha emoción porque Rosa nos cuenta que es la primera vez en 95 años que regresa al lugar; también detalla las historias de quienes lo sufrieron y de quienes no pudieron contarlo, mientras observa las excavaciones y el trabajo de los Antropólogos recuerda: “Me cuentan que mi abuelito disparó al pueblo viejo llevándome en el hombro, todos descalzos y nosotros desnudos, tristes, muchos dispararon al monte, conocí el sufrimiento”.

“Rosa sobrevivió al terrorismo por parte del Estado, el mismo que en la actualidad desde otras formas sigue presente debido a la indiferencia, la falta de una política indígena integral que aborde todos los aspectos de la vida de nuestras comunidades que no hace poco y nada ante la situación de abandono en la que hoy se encuentran los pueblos” relata la Fundación.

“Ella pudo acceder a una vivienda digna y luz eléctrica pero aún no al recurso vital como es el agua. “El recuerdo de la masacre funciona como un manto de terror sobre cada uno de los que viven en Colonia Aborigen. Es habitual que muchos refieran cómo los abuelos y las abuelas cortaron la trans-misión de la lengua originaria como un modo de proteger a los más jóvenes, por-que hablar en lengua se transformaba en algo peligroso”. (Musante-Mignoli 2019).

En su redacción la Fundación Napalpí remarca que: “Rosa es la única en su comunidad que logró acceder a una vivienda digna y luz eléctrica, no así las demás familias del Lote 40, su zona de residencia. Estamos en el año 2019 y no tienen agua apta para consumo. El consumo se hace efectivo mediante el agua de lluvia, la que acarrea enfermedades y que el centro de salud no pueda dar respuestas”.

“Sin dudas, este trabajo por la búsqueda de los restos de los hermanos Qom y Moqoit marca un antes y un después en la vida de las comunidades y de quienes venimos trabajando el genocidio indígena en el Chaco Argentino”.

“Hoy me descompuse pero quería ver dónde está mi papá’, nos decía Rosa y nosotros la veíamos cómo con esa mirada anhelante recordamos cómo otras víctimas de crímenes de Lesa Humanidad que han sobrevivido, también necesitaron volver a ese lugar que les cambió la vida, en busca de Memoria, Verdad y Justicia para nuestros Pueblos Indígenas”, finaliza el texto.

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